ROMA,
"La ciudad de L'Aquila, golpeada por el terremoto, puede simbolizar a la humanidad herida. Es una advertencia a los líderes del G8 para que este encuentro no se reduzca a una pasarela sino para que se convierta en punto de partida para afrontar los problemas del mundo encontrando soluciones justas a favor de quienes sufren", señaló el Arzobispo de esta ciudad, Mons. Giuseppe Molinari, en vísperas de la cumbre que se realizará en esta localidad italiana.
En declaraciones a la agencia italiana SIR, el Prelado consideró que "existen objetivos como la erradicación de la pobreza para el año 2015 que están en riesgo de no ser alcanzados. Esto que debía haberse dicho se nos ha dicho ahora a nosotros; entonces solo nos queda rezar para que el vértice (la cumbre del G8) tome decisiones a favor de los más pobres".
Indudablemente, prosigue el Prelado, "este encuentro pone a nuestra ciudad en el centro de la atención del mundo. Creo que esta será una ventaja porque tendrá efectos positivos en los planos social, económico; así como en la reconstrucción con la adopción de nuestros monumentos. Espero, sin embargo, que las luces no desaparezcan tras la cumbre y que no se olviden del Abruzzo", la región en la que está la ciudad de L'Aquila.
Las delegaciones, añadió, tendrá la oportunidad de ver algunas de las obras recuperadas tras el terremoto del mes de abril que cobró la vida de unas 100 personas, 500 heridos y miles de damnificados, "una historia que no debe morir".
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