VATICANO,
En una carta enviada el Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi en vísperas de la reunión del G8 en la localidad de L’Aquila que se realizará del 8 al 10 de julio, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a estos países a evitar la especulación crediticia, luchar para superara la pobreza mundial y hacer frente a la crisis económica; así como a escuchar las voces de los países menos desarrollados como los de África.
En la misiva dada a conocer por Radio Vaticano en español, el Santo Padre recuerda a los países del G8 su necesidad de “reformar la arquitectura financiera internacional para asegurar la coordinación eficaz de las políticas nacionales, evitando la especulación crediticia y garantizando una amplia disponibilidad internacional de crédito público y privado al servicio de la producción y del trabajo, especialmente en los países y en las regiones más desaventajadas”.
“La legitimación ética de los compromisos políticos del G-8 exige que se confronten con el pensamiento y las necesidades de toda la Comunidad Internacional”, precisa el Papa, al tiempo que resalta “la importancia de reforzar el multilateralismo, no sólo en el ámbito económico, sino en todo lo relacionado con la paz, la seguridad mundial, el desarme, la salud, la salvaguardia del ambiente y de los recursos naturales para las generaciones futuras”.
El Pontífice alienta además a que se escuche la voz de África y que también se busquen formas eficaces para enlazar las decisiones de las distintas agrupaciones de países, incluido el G8, a la Asamblea de las Naciones Unidas, “donde cada nación, cualquiera que sea su peso político y económico, puede legítimamente expresarse en una situación de igualdad con las demás”.
Al destacar que la cumbre se realizará en la zona golpeada por el terremoto hace poco tiempo, L’Aquila, el Papa asegura que toda la ayuda recibida por esta región constituye “una movilización solidaria que puede constituir una invitación a los miembros del G8 y para los gobiernos y pueblos del mundo para afrontar unidos los actuales retos que sitúan improrrogablemente a la humanidad frente a elecciones decisivas para el destino mismo del hombre, íntimamente unido al de la Creación”.
Tras resaltar que “la medida de la eficacia técnica de los procedimientos que hay que adoptar para salir de la crisis coincide precisamente con la medida de su valencia ética”, Benedicto XVI se refiere a la efectiva creación de empleo para todos, de trabajos que consientan a las familias vivir de forma digna, dar cabida a la responsabilidad que tienen de educar a sus hijos y ser protagonistas en las comunidades de las que forman parte.