VATICANO,
El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, señaló que la verdadera cultura de paz nace de la profundidad del corazón de las personas "a través de gestos humildes y cotidianos de caridad, de bondad, de perdón, antes que a través de objetivos diplomáticos o políticos".
Así lo expresó el Cardenal en la Misa por el 140º aniversario de fundación del Círculo de San Pedro, celebrada el pasado jueves por la tarde en el Vaticano en la iglesia de la Gobernación. De acuerdo a la nota de L'Osservatore Romano, el Cardenal resaltó luego la labor de caridad del Círculo de San Pedro con personas de la calle, huéspedes y enfermos; y destacó el "servicio gratuito de fe y amor" realizado.
Tras recordar que este domingo se celebra la Jornada de la Caridad del Papa, el Secretario de Estado alentó a cumplir esta misión de caridad con alegría, respondiendo al llamado a "hacer las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios", una exhortación para todo cristiano, pero "especialmente para quienes están llamados a desarrollar un peculiar servicio en la Iglesia".
El seguimiento de Cristo, explicó el Cardenal Bertone, exige de los cristianos "un esfuerzo constante para aceptar y hacer todo con alegría, de modo responsable, teniendo en cuenta el verdadero bien de los hermanos". "Que no suceda que se actúe por 'puro interés', sino que estemos siempre de 'buen ánimo', sabiendo aceptar con serenidad las contrariedades y las incomprensiones", añadió.
Luego de subrayar que el modelo del Círculo de San Pedro fue precisamente el primer Papa, pese a "los pecados y la debilidad humana", el Purpurado indicó que "la comunidad humana es en su íntima esencia un lugar de perdón, del amor que se apoya en la confianza en la misericordia de Dios y se traduce en acogida y compasión por el sufrimiento de los hermanos y sus debilidades. Así, la Iglesia viene siempre acompañada por el perdón".
Y "si leemos en esta óptica evangélica los eventos cotidianos de nuestras comunidades, en donde emergen episodios y acontecimientos llenos de fragilidad", en vez de "desalentarnos o escandalizarnos" haría falta, precisa el Cardenal, "recordar una verdad fundamental: 'No son los recursos humanos, para tener unidad a una comunidad, una familia o una asociación, los que son necesarios; sino la humilde acogida del amor misericordioso de Dios".