VATICANO,
En su encuentro de ayer por la tarde en la la Iglesia de San Pío de Pietrelcina con los sacerdotes, religiosos y religiosas y jóvenes, el Papa Benedicto XVI animó a los presentes a trabajar "para encontrar nuevos canales para comunicar la verdad evangélica a los hombres y mujeres de nuestro tiempo".
Dirigiéndose especialmente a los sacerdotes, el Santo Padre se refirió al Año Sacerdotal dedicado a San Juan María Vianney y destacó que si el Santo Cura de Ars, "en una época atormentada y difícil, hizo todo lo posible para que sus parroquianos redescubrieran el significado y la belleza de la penitencia sacramental, para el santo fraile del Gargano (San Pío de Pietrelcina) el cuidado de las almas y la conversión de los pecadores fueron un anhelo que lo consumió hasta su muerte".
"¡Cuántas personas han cambiado de vida gracias a su paciente ministerio sacerdotal!", exclamó el Papa. "¡Cuántas largas horas transcurría en el confesionario! (...) Hay que valorizar todavía más el sacramento de la Penitencia y los sacerdotes no tendrían que resignarse nunca a ver sus confesionarios desiertos, ni limitarse a constatar el despego de los fieles por esta extraordinaria fuente de serenidad y de paz", agregó.
Entre las enseñanzas de la vida de San Pío, el Pontífice resaltó "el valor y necesidad de la oración, (...) un punto fundamental no solo para la espiritualidad del sacerdote, de cualquier cristiano y todavía más para los religiosos y religiosas, elegidos para seguir aún más de cerca a Cristo mediante la práctica de los votos de pobreza, castidad y obediencia".
"A veces podemos desanimarnos por la debilitación e incluso por el abandono de la fe que se registra en nuestras sociedades secularizadas. Seguramente hay que trabajar para encontrar nuevos canales para comunicar la verdad evangélica a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, pero ya que el contenido esencial del anuncio cristiano es siempre el mismo, es necesario volver a su fuente original, a Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre", dijo luego.
Finalmente Benedicto XVI se dirigió a los numerosos jóvenes presentes: "conozco los problemas que os angustian y que pueden sofocar el entusiasmo propio de vuestra juventud. Entre ellos, en particular, cito el fenómeno del desempleo que afecta de forma dramática a tantos chicos y chicas del sur de Italia. ¡No os desaniméis! Sed jóvenes de 'gran corazón'".