VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recibió hoy a los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana al final de su visita "ad limina", saludó su empeño por iluminar la situación de su país y los alentó a enfrentar los abundantes retos pastorales en un contexto marcado por la crisis mundial.
En su discurso, el Santo Padre destacó el empeño de los obispos “por irradiar la luz del Evangelio sobre los acontecimientos de mayor relevancia que afectan a vuestro país, sin otros intereses que la difusión de los más genuinos valores cristianos, con vistas también a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social".
En este sentido, habló de la necesidad de "un laicado maduro, que dé testimonio fiel de su fe y sienta el gozo de su pertenencia al Cuerpo de Cristo, al que debe ofrecerse, entre otras cosas, un adecuado conocimiento de la doctrina social de la Iglesia”.
El Papa explicó que "los retos que debéis afrontar en vuestra labor pastoral son cada vez más abundantes y difíciles, viéndose además en los últimos tiempos incrementados por una grave crisis económica mundial. Sin embargo, el momento actual ofrece también numerosos y verdaderos motivos de esperanza" porque "al igual que hizo con los discípulos de Emaús el Señor resucitado camina también a nuestro lado infundiéndonos su espíritu de amor y fortaleza, para que podamos abrir nuestros corazones a un futuro de esperanza y de vida eterna".
El Santo Padre recordó a los obispos que tenían ante sí "una apasionante tarea de evangelización" y que habían iniciado la Misión para Venezuela en línea con la Misión Continental promovida por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida. "Os animo por tanto a incrementar las iniciativas para dar a conocer en toda su integridad y hermosura la figura y el mensaje de Jesucristo. Para ello, además de una buena formación doctrinal de todo el Pueblo de Dios, es importante fomentar una profunda vida de fe y oración", indicó.
Asimismo, subrayó "la necesidad de la vida espiritual de los Obispos", porque "configurados plenamente con Cristo Cabeza por el sacramento del Orden, son en cierto modo para la Iglesia a ellos confiada un signo visible del Señor Jesús". De ahí que deben mostrar a todos "la importancia capital de la fe, así como la necesidad de poner en primer lugar la vocación a la santidad".