VATICANO,
Al recibir las cartas credenciales de ocho nuevos embajadores ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI aseguró que ante la crisis social y económica mundial urge que religiones y sociedades se abran unas a otras.
"Es necesario favorecer el resurgir de un mundo donde las religiones y las sociedades se abran unas a otras, gracias a la apertura que practican en su seno y entre ellas. Así se dará un testimonio auténtico de vida. Así se creará un espacio que favorecerá un diálogo positivo y necesario. Ofreciendo al mundo su propia aportación, la Iglesia Católica quiere testimoniar una visión positiva del porvenir de la humanidad", explicó el Santo Padre.
El Papa señaló que "hoy, en medio de la crisis social y económica mundial es necesario tomar de nuevo conciencia de que hay que luchar para establecer una paz auténtica de cara a la construcción de un mundo más justo y próspero. Las injusticias, a menudo tan patentes, entre las naciones o dentro de las mismas, al igual que todos los procesos que contribuyen a suscitar divisiones entre los pueblos o a marginarlos, representan atentados a la paz y crean graves riesgos de conflictos".
La paz, subrayó el Pontífice, "no puede construirse sino tratando firmemente de eliminar la desigualdad engendrada por sistemas injustos para garantizar a todos un nivel de vida que permita una existencia digna y próspera. Esas desigualdades se han hecho todavía más evidentes a causa de la crisis financiera y económica actual que repercute en diversas formas en los países de escaso rédito".
Benedicto XVI mencionó entre ellas "el reflujo de las inversiones extranjeras, la caída de la demanda de materias primas y la tendencia a disminuir la ayuda internacional", unido a "la regresión en las remesas de los emigrantes, víctimas de la recesión que también afecta a los países que los acogen".
"Esta crisis puede transformarse en una catástrofe para los habitantes de los países más débiles". Asimismo, la crisis económica tiene otro efecto porque "la desesperación que provoca lleva a algunas personas a la búsqueda angustiosa de una solución que les permita sobrevivir diariamente. A menudo esta búsqueda se acompaña desgraciadamente de actos de violencia, individuales o colectivos, que pueden desembocar en conflictos internos, llegando a desestabilizar todavía más a las sociedades ya debilitadas", explicó.