ROMA,
El Vicario Emérito de la Diócesis de Roma, escribió un personal artículo escrito a partir de sus recuerdos de niñez y juventud, cuando aprendía la fidelidad a la Iglesia a ejemplo de su abuelo materno, en el que destaca la gran ayuda de Pío XII a los judíos y explica como este Pontífice puso las bases para el Concilio Vaticano II.
En el artículo publicado por L'Osservatore Romano, el también ex Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana relata sus recuerdos del primer Papa al que vio de pequeño, Pío XII, y cómo cuando siendo seminarista en el Colegio Capranica, entre 1949 y 1957, este Pontífice era visto como alguien cercano. "La adhesión a él y el afecto por su persona permanecían como un trato esencial de la atmósfera del colegio y de nuestra experiencia eclesial y espiritual", comenta.
Seguidamente el Cardenal se refiere a la leyenda negra que acusa a Pío XII de no haber ayudado a los judíos ni haberlos defendido cuando la historia demuestra todo lo contrario. "Puedo decir que en mis años juveniles (…) nunca escuché críticas al Papa sobre este asunto, sino al contrario admiración y gratitud. En particular en Capranica era vivísimo el recuerdo de todo lo que Pío XII había hecho para salvar al mayor número posible de judíos, mientras ninguno se pronunciaba de modo alguno sobre su 'silencio'", asegura el Cardenal.
Para el Purpurado, "era obvio, en el clima y la praxis eclesial de entonces" que si muchos "sacerdotes y comunidades religiosas, y el mismo Vaticano, habían acogido y puesto a salvo a muchos judíos perseguidos, es decir, como otra importante elección de la Iglesia de Roma, no podía ser de otra forma que se había hecho con el aliento y el consentimiento del Papa. Y estaba muy reciente el recuerdo de las condiciones concretas del periodo de ocupación nazi como para hacer hipótesis sobre las condenas públicas que Pío XII podría haber hecho. Honestamente, en ese entonces no hubiera podido imaginar la polémica que no muchos años después se desató".
Al referirse luego a la teología de Pío XII, que puso las bases del Concilio Vaticano II, el Cardenal Ruini explica que este evento histórico en la Iglesia "ha abierto perspectivas nuevas, o sería mejor decir más conformes a la tradición antigua, para la comprensión del Servicio de los Sucesores de Pedro".
Por ello, concluye, "el Pontificado de Pío XII se inscribía en un contexto precedente, como sabe por experiencia quien ha vivido entre ambos periodos, pero también ha preparado los desarrollos nuevos, como igualmente sabe por experiencia quien se ha nutrido, en su propia juventud, de su Magisterio y de su testimonio de dedicación a Cristo y de solicitud por el género humano".