TEL AVIV,
El Papa Benedicto XVI terminó esta tarde su peregrinación a Tierra Santa con un mensaje de despedida en el que se declaró amigo de israelíes y palestinos e hizo un enérgico llamado a romper “el círculo de la violencia” para que llegue una paz duradera a la región.
"He venido aquí como amigo de los israelíes, al igual que soy amigo del pueblo palestino. Los amigos disfrutan cuando están juntos y se entristecen cuando ven que los otros sufren. Ningún amigo de los israelíes ni de los palestinos puede por menos que entristecerse por las continuas tensiones entre vuestros dos pueblos. Ningún amigo puede dejar de llorar por el sufrimiento y las pérdidas de vidas que los israelíes y los palestinos han padecido en las últimas seis décadas", indicó.
"¡No más derramamiento de sangre!, ¡No más luchas!, ¡No más terrorismo!, ¡No más guerras! Al contrario, rompamos el círculo de la violencia", exhortó desde el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv ante el presidente del Estado de Israel, Shimon Peres y el primer ministro, Beniamin Netanyahu.
En su discurso de despedida, rememoró sus "fructuosas discusiones con las autoridades civiles, tanto en Israel como en los Territorios Palestinos", y aseguró que había sido "testigo de los grandes esfuerzos de ambos gobiernos para garantizar el bienestar del pueblo".
También se refirió a sus encuentros con los representantes de la Iglesia Católica y con los de las diversas Iglesias cristianas y comunidades eclesiales, al igual que con los líderes de otras religiones. "Esta tierra -subrayó- es un terreno fértil para el ecumenismo y el diálogo interreligioso y rezo para que la rica variedad de testimonios religiosos en la región fructifiquen en un mayor respeto y entendimiento mutuos".
Después recordó que el día de su llegada plantó un olivo junto al presidente del Estado, Shimon Peres, en el jardín de la residencia de éste último. "El olivo, como usted sabe -dijo hablando al presidente-, es una imagen que San Pablo utiliza para describir las estrechas relaciones entre cristianos y judíos, ya que la Iglesia de los Gentiles es como un brote de acebuche injertado en un olivo cultivado, que es el Pueblo de la Alianza. Nos nutren las mismas raíces espirituales. Nos encontramos como hermanos, hermanos que a veces en nuestra historia tuvieron una relación tensa, pero que ahora están comprometidos firmemente a construir puentes de amistad duradera".