JERUSALÉN,
Este mediodía, el Papa Benedicto XVI llegó hasta el Cenáculo, el lugar donde Jesús instituyó la Eucaristía y el Orden Sacerdotal para rezar el Regina Coeli junto a los Ordinarios de Tierra Santa. Desde este histórico lugar, el Santo Padre pidió a las comunidades católicas que residen en la zona, ser las velas que iluminan Tierra Santa.
Dirigiéndose a los Ordinarios, el Papa señaló que "representan a las comunidades católicas de Tierra Santa que, en su fe y devoción, son como velas encendidas que iluminan los santos lugares cristianos, que fueron en un tiempo honrados por la presencia de Jesús, nuestro Dios viviente".
"En el Cenáculo el misterio de la gracia y salvación de la que somos destinatarios y también heraldos y ministros, puede expresarse solamente en términos de amor. Ya que Él nos amó en primer lugar y sigue amándonos, tenemos que responder con amor", explicó el Pontífice.
Según el Santo Padre, "este amor que transforma, que es gracia y verdad, nos lleva como individuos y como comunidad a superar la tentación de encerrarnos en nosotros mismos en el egoísmo, la indolencia o el aislamiento, en el prejuicio o el miedo y a entregarnos con generosidad al Señor y a los demás. Nos lleva como comunidad cristiana a ser fieles a nuestra misión con franqueza y valor".
"La invitación a la comunión de mente y de corazón asume un relieve particular en Tierra Santa. Las diversas Iglesias cristianas que se encuentran aquí representan un patrimonio espiritual rico y variado y son signo de las múltiples formas de interacción entre el Evangelio y las diversas culturas. Nos recuerdan también que la misión de la Iglesia es predicar el amor universal de Dios y de reunir a todos los que están llamados por Él, de forma que, con sus tradiciones y sus talentos formen la única familia de Dios", agregó.
"En la medida en que el don del amor se acepta y crece en la Iglesia, la presencia cristiana en Tierra Santa y en las regiones cercanas estará viva. Esa presencia es de importancia vital para el bien de la sociedad en conjunto. Las palabras claras de Jesús sobre los lazos íntimos entre el amor de Dios y el del prójimo, sobre la misericordia y la compasión, la mansedumbre, la paz y el perdón son levadura capaz de transformar los corazones y plasmar las acciones. Los cristianos de Oriente Medio, junto con otras personas de buena voluntad, están contribuyendo como ciudadanos leales y responsables, a pesar de las dificultades y las restricciones a la promoción y consolidación de un clima de paz en la diversidad", indicó.