KÖNIGSTEIN,
El Obispo de Banja Luka (Bosnia-Herzegovina), Mons. Franjo Komarica, expresó su esperanza de que mejore la situación de los croatas católicos en Bosnia, tras lograr reunir en marzo a políticos de Serbia y representantes de otras etnias que abordaron los problemas de los desplazados que retornan a Bosnia.
El Prelado explicó a la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que el Gobierno de Bosnia-Herzegovina le ha asegurado hace poco su voluntad de tomarse en serio las propuestas de la Iglesia Católica y de actuar en consecuencia.
Según indica Mons. Komarica, las tres diócesis juntas sólo cuentan con 11 mil 600 católicos, cuando antes de la guerra eran unos 220 mil.
El Obispo precisa que, a 13 años del fin de la guerra, muy pocos croatas católicos han regresado, y que la mayoría de los que se quedaron son ancianos y muchos ya han fallecido, que es una de las razones de la disminución. Mons. Komarica espera que, tras las acciones del gobierno, "por fin, los católicos también obtengan su parte".
Hasta el momento, dijo, no se percibe voluntad política, ni dentro del país ni de la comunidad internacional, de apoyar el retorno de los refugiados católicos, y que los croatas sólo se han beneficiado del 2 por ciento de la totalidad de las ayudas.
"Los refugiados han perdido sus casas, y cuando, pese a ello, deciden regresar, a menudo se ven obligados a vivir sin agua ni electricidad. Tampoco encuentran trabajo y, frecuentemente, la gente les da a entender a las claras que son personas no gratas", informa el Obispo.