VATICANO,
Al recibir hoy las cartas credenciales de su nuevo embajador ante la Santa Sede, Víctor Manuel Grimaldi Céspedes, el Papa Benedicto XVI pidió a República Dominicana proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural y combatir la corrupción para promover el desarrollo y la justicia.
El Santo Padre afirmó que desde hace más de cinco siglos, "gracias a una generosa y abnegada labor de evangelización, la fe en Cristo Jesús fue haciéndose cada vez más viva y operante".
"De la primera simiente surgió posteriormente, como árbol frondoso, la Iglesia en Latinoamérica, que con el pasar de los años ha ido dando abundantes frutos de santidad, cultura y prosperidad de todos los miembros de la sociedad", agregó.
El Papa alentó a reconocer "la aportación de la Iglesia, a través de sus instituciones, en beneficio del progreso de su país, sobre todo en el campo educativo, con las diversas universidades, centros de formación técnica, institutos y escuelas parroquiales; y en el ámbito asistencial, con la atención a los numerosos inmigrantes, a los refugiados, discapacitados, enfermos, ancianos, huérfanos y menesterosos"; y destacó la "fluida colaboración que hay entre las entidades católicas locales y los organismos del Estado en el desarrollo de programas que, buscando siempre el bien común de la sociedad, favorecen a los más necesitados e impulsan auténticos valores morales y espirituales".
El Pontífice subrayó que es muy importante que "en los significativos cambios políticos y sociales en los que la República Dominicana está inmersa en los últimos tiempos, se implanten y prolonguen aquellos nobles principios que distinguen la rica historia dominicana desde la fundación de su Patria".
"Me refiero –prosiguió–, ante todo, a la defensa y difusión de valores humanos tan básicos como el reconocimiento y la tutela de la dignidad de la persona, el respeto de la vida humana desde el momento de su concepción hasta su muerte natural y la salvaguardia de la institución familiar basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, ya que éstos son elementos insustituibles e irrenunciables del tejido social".