VATICANO,
Al presidir la Eucaristía por el 4º aniversario del tránsito del Siervo de Dios Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI alentó a los jóvenes a convertirse en pequeñas fuentes de esperanza en donde están, y a todos juntos a convertirse en un oasis también de esperanza para todo el mundo, a ejemplo del Papa Wojtyla.
Al comenzar su homilía en una abarrotada Basílica de San Pedro, Benedicto XVI expresó su alegría por poder presidir esta Eucaristía por el amado y recordado Papa Wotyla, y saludó especialmente a los jóvenes polacos, a quienes los alentó, recordando las palabras de su predecesor, "a no tener miedo de confiarse a Cristo. Él os guiará y os dará la fuerza de seguirlo todos los días y en toda situación".
Tras recordar luego que Juan Pablo II "desde el inicio de su pontificado hasta el 2 de abril de 2005 nunca tuvo miedo de proclamar, a todos y siempre, que sólo Jesús es el Salvador y el verdadero Liberador del hombre y de todos los hombres", Benedicto XVI rememoró como el Siervo de Dios "generó muchos hijos e hijas en la fe" de lo que son signo los jóvenes romanos y los llegados de Sydney y Madrid, presentes en la Misa.
"¡Cuántas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, cuántos jóvenes familias decididas a vivir el ideal evangélico y a tender a la santidad están ligadas al testimonio y a la predicación de mi venerado Predecesor! ¡Cuántos muchachos y muchachas se han convertido o han perseverado en su camino cristiano gracias a su oración, a su aliento, a su apoyo y ejemplo!"
Seguidamente el Papa Benedicto recordó como, en todo el mundo, millones y millones de jóvenes rezaron por Juan Pablo II en su agonía, a quien muchos consideraban como su padre en la fe. "Advertían al mismo tiempo que les dejaba como herencia su aliento y la coherencia de su testimonio", añadió.
Tras precisar que el Papa Wojtyla mostró con su vida que los jóvenes necesitan adultos que les muestren la necesidad de una radical adhesión al Evangelio, Benedicto XVI explicó que lo primero que toda persona debe hacer para vivir así es "confiarse en primer lugar en la ayuda divina".