VATICANO,
En su discurso a los doce miembros del Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos, el Papa Benedicto XVI recordó que para realizar su misión, la Iglesia debe ser una comunidad de personas reconciliadas con Dios y entre ellas; y alentó la construcción de un África más justa y pacífica.
En las palabras del Papa dirigidas ayer por la tarde a los representantes de Nigeria, Tanzania, Sudáfrica, Argelia, Camerún, Mozambique, Congo, Burkina Faso, Zambia, Madagascar y Egipto, el Papa recordó que el continente africano había sido "santificado por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Dios eligió vuestro continente para que fuese morada de su Hijo. Mediante Jesús, Dios vino al encuentro de cada ser humano, pero de modo particular, al encuentro del africano".
Refiriéndose a "algunos momentos significativos de la historia cristiana" del continente, Benedicto XVI recordó que San Marcos "dio testimonio en África de la muerte del Hijo de Dios en la cruz". "La Buena Nueva de la venida del Reino de Dios se difundió rápidamente en el norte del continente, donde hubo ilustres mártires y santos y generó insignes teólogos. Con la llegada de los europeos en los siglos XV y XVI, las poblaciones sub-saharianas encontraron a Cristo. En los siglos XIX y XX llegaron misioneros, hombres y mujeres de todo el Occidente, de América Latina y de Asia".
El Papa destacó luego la labor de los catequistas africanos, "compañeros inseparables de los misioneros en la evangelización. Evocando su glorioso recuerdo, saludo y aliento a sus dignos sucesores que trabajan hoy con la misma abnegación, el mismo coraje apostólico y la misma fe de sus predecesores. ¡Que Dios los bendiga con generosidad!".
Recordando a "los numerosos santos" africanos, mencionó en especial a "los gloriosos mártires de Uganda, los grandes misioneros Ana Maria Javouhey y Daniele Comboni, así como Sor Anuarite Nengapeta y el catequista Isidoro Bakanja, sin olvidar a la humilde Josefina Bakhita".
Comentando el tema de la II Asamblea Especial para África relativo a la reconciliación, la justicia y la paz, el Santo Padre subrayó que "para realizar bien la propia misión, la Iglesia debe ser una comunidad de personas reconciliadas con Dios y entre ellas. De este modo puede anunciar la Buena Nueva de la reconciliación en la sociedad actual, que por desgracia en muchos lugares experimenta conflictos, violencias, guerras y odio".