LIMA,
El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, señaló en su homilía de ayer en la Catedral de esta capital que "la mortificación es poner orden en tu vida, te lleva a amar más al prójimo, a ponerlo por encima de ti y a servir a los demás".
El Purpurado también recordó que "la Cuaresma es un momento muy bueno para renovar esa alianza de cada uno con Jesús. Esta es la preparación de un cristiano para este momento central de nuestra fe".
"A lo largo de cuarenta días vamos caminando por lo que acabamos de escuchar en el Evangelio 'Conviértete y cree en el Evangelio'. Es un caminar no por la calle, sino por ese camino interior en el que voy dejando el pecado, pensamientos, decaimientos y egoísmos", continuó.
Por esa razón, el Cardenal animó a los fieles a cargar "con su cruz, la cruz del deber bien cumplido, de estar cada uno en su lugar haciendo lo que debe. Y también carguen la cruz que se une a Cristo y dice: voy a ofrecer esta mortificación del ayuno; voy a ofrecer la limosna para ayudar a los demás; voy a ofrecer más tiempo de oración, para estar en ese silencio y en esa meditación. Son los tres elementos de la cuaresma: ayuno, limosna, y oración".
Finalmente, el Arzobispo puso como ejemplo a San José, el esposo de la Virgen María, "para que sepamos vivir en la Cuaresma la pureza de pensamiento, de obra, y veamos esa relación de respeto y castidad del soltero y del casado; pureza del cuerpo en jóvenes, ancianos, casados y solteros; pureza de la vista y de los pensamientos. Le pedimos a San José: acompáñanos en ese caminar hermoso en estos días de Cuaresma".
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