MADRID,
Pilar Colomina, natural de Jaén, denunció las presiones que ella y uno de sus hijos recibieron del colegio público donde este estudia para que ingrese a las clases de Educación para la Ciudadanía (EpC), pese a su intención de objetar dicha asignatura.
"Me dijeron que eso no se podía hacer. Me presionaron para que entrara en clase. Le suspendieron y le pusieron un uno", relató a Profesionales por la Ética (PPE).
Recordó que al principio, en el año 2007, cuando su hijo no ingresaba a las clases de EpC, le llamaban "durante tres cuartos de hora seguidos para que fuera a recogerlo. Me negué siempre y les advertí de que si le pasaba algo en horario escolar ellos serían los responsables".
PPE relató que vista la inutilidad de presionar a la madre, las autoridades del colegio público pasaron al plan B, que consistía en minar la resistencia del hijo.
Para el año 2008 la situación se suavizó levemente. Al hijo de Pilar, y a otros 5 objetores, los tienen recogidos en un aula mientras que sus compañeros reciben EpC, no sin antes tratar de captarlos con engaños. "Al comenzar el curso le dijeron que entrara a clase, que este año no cursaría EpC, sino ética. Mi hijo, que no concibe el engaño en una persona mayor, me dijo que habían suprimido la asignatura", indicó Pilar Colomina.
Al llegar la segunda evaluación del presente curso escolar, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía suspendió a varios alumnos cuyos padres objetaron EpC. Sin embargo, Pilar apeló ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que en marzo pasado acordó la suspensión cautelar de la denegación de la objeción de conciencia a la asignatura.