VALENCIA,
El Administrador Apostólico de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco, señala en su acostumbrada carta semanal que la cultura debe servir al hombre haciéndolo cada vez más humano, sin caer en el riesgo del relativismo cultural que lo agrede.
En la misiva titulada "Cultura al servicio del hombre", el Purpurado resalta que "la cultura es una característica propia del ser humano que nos diferencia de forma radical del resto de seres de la creación. La cultura tiene una importancia decisiva y esencial para la perfección integral de la persona y el bien de toda la sociedad".
Seguidamente el Cardenal precisa que "el respeto a las expresiones culturales no debe confundirse, sin embargo, con un relativismo cultural: las expresiones culturales, lejos de ser absolutos inmunes a la crítica, pueden ser valoradas y enjuiciadas por su contribución al bien de las personas y al bien de la sociedad".
"Costumbres y modos de vivir que contradigan la dignidad del ser humano, varón y mujer, y sus derechos fundamentales, son negativos y empobrecen a la sociedad. El descuido de la dimensión ética de la cultura la transforma con facilidad en un instrumento de empobrecimiento de las personas y de su convivencia social".
El Arzobispo también precisa luego que "son muy positivas las manifestaciones culturales que mantienen una actitud de apertura, tanto a las otras culturas, como al progreso científico y social. De una manera más decisiva, las culturas que se abren a Dios y a la Buena Nueva del Evangelio renuevan su fe y su esperanza en la dignidad del ser humano".
"La cultura es un campo privilegiado de presencia para la Iglesia y para cada cristiano. La separación entre la fe cristiana y la cultura empobrece a la Iglesia pero también a toda la sociedad y a cada persona. En la actualidad, el economicismo, el estilo de vida consumista encerrado en la sobreabundancia de medios; y la exaltación de la apariencia, desembocan en una cultura de lo efímero que devalúa al propio ser humano como mero sujeto de consumo irracional".