NUEVA YORK,
El Presidente de Morality in Media (MIM – Moralidad en los Medios), Robert Peters, explicó en una reciente conferencia las consecuencias ignoradas de la pornografía, el costo social que ésta genera; y cómo la adicción a este mal se convierte en un serio problema para quien la sufre.
En una reciente conferencia titulada "Los costos sociales de la pornografía", dictada en el Kings College de Nueva York, Peters comienza relatando su propia experiencia y cómo desde pequeño tuvo acceso a la pornografía porque su padre tenía tres cajas con revistas de este tipo y que incluso llego a escribir sus propios relatos pornográficos" con lo que se muestra "lo fuerte que puede ser el lazo de la pornografía en la vida de un niño, un adolescente o un joven adulto".
El Presidente de MIM cuenta luego que al volver a la fe en el segundo año de derecho se encontraba "fumando como una locomotora, tomando como un pez y yendo a Time Square regularmente para comprar revistas pornográficas. Me tomó un año dejar de tomar, dos años dejar de fumar y siete años dejar de ir a Times Square. Este es otro indicativo de lo adictiva que puede ser la pornografía".
Al hablar luego de los costos sociales de la industria pornográfica, Peters comienza describiendo el drama de las mujeres que participan en ella. Desde que empezó a investigar, explica, "he visto muchas fuentes que indican que la mayoría sufrieron abuso sexual o fueron muy maltratadas cuando niñas".
Citando luego un estudio sobre este trágico tema, el abogado señala que muchas llegan "desencantadas, con sus cuerpos y con su sexualidad venida a menos a causa de un abusador".
Dado además que la pornografía se produce mayoritariamente para hombres y que cuando estos se vuelven adictos buscan cosas "más duras, explícitas, desviadas" estas mujeres son pagadas "para que den la impresión de disfrutar la degradación y la violencia, cuando la realidad es muy distinta. Algunas consumen drogas para paliar el dolor o adormecer su sensibilidad", explica el Presidente de MIM.