Antes de nacer al pequeño Samuel Mann le diagnosticaron un síndrome extraño que causaría su pronta muerte. Sus padres, Ralph y Evelyn, se opusieron a abortarlo y todos los días celebran esta decisión: Sam cumplió tres años llenando de dicha este hogar a pesar de todos los pronósticos médicos.
CatholicNewsAgency.com conversó con Evelyn Mann desde su hogar en Tampa Bay, Florida. "Sam está lleno de vida. Sonríe y ríe y tiene una forma de comunicarse sin palabras, porque aún no habla", sostiene la madre.
Cuando Evelyn llevaba 20 semanas de embarazo, los médicos detectaron que su hijo padecía enanismo tanatofórico, un síndrome que causa la muerte del bebé poco tiempo después del nacimiento o incluso antes del parto. Aunque les sugirieron abortarlo y hasta no asistir al niño si nacía vivo para acelerar su muerte, los Mann protegieron la vida de su hijo como su tesoro más valioso.
Afortunadamente, encontraron un médico dispuesto a ayudarlos para brindar a su hijo la oportunidad de vivir. "Nosotros confiamos y creemos en Dios y algunos no querían admitir esa parte de nosotros pero un genetista lo hizo", recuerda Evelyn.
"Nosotros sabíamos en nuestros corazones, y creo que era un regalo de Dios, que todo saldría bien", agrega.
A pesar de todas las complicaciones, Samuel nació por cesárea a las 35 semanas de gestación y sobrevivió a las primeras semanas de vida con toda la asistencia médica que requería y el amor incondicional de sus padres.