QUERÉTATO,
En el histórico discurso que pronunció este lunes 19 durante un encuentro con el laicado y el mundo de la cultura de México en el histórico Teatro de Querétaro, el Cardenal Tarsicio Bertone, Secretario de Estado, destacó que los signos de los tiempos auguran una “nueva primavera” para el laicado católico, especialmente en el ámbito de la cultura.
En su extensa conferencia, seguida por los más destacados líderes laicos e intelectuales católicos de México, el Cardenal invitó a “reflexionar juntos acerca de la presencia de la Iglesia y de los católicos en la vida pública del país y de su papel en la configuración de la cultura mexicana, y alentar a todos aquellos que se esfuerzan decididamente en tender puentes entre la fe y la razón, en alentar el diálogo franco y cordial entre la fe y la ciencia, en entablar relaciones fluidas y fructíferas entre la fe y la cultura”.
“Que la cultura sea necesaria en el quehacer de la Iglesia –dijo el Purpurado–, más aún de la misma humanidad, lo declaró el recordado Papa Juan Pablo II en su magistral intervención ante la UNESCO, pocos meses después de su elección, en términos aún más apremiantes”; “para la Iglesia, la cultura es una realidad vital, urgente, necesaria", subrayó.
El Cardenal Bertone recordó que “cultura es aquello que permite al hombre ser más hombre, crecer en su propia humanidad”.
“Se siguen de aquí –prosiguió– dos importantes consideraciones. Ante todo… la cultura no es un fin en sí misma, por cuanto noble y elevada, sino un medio para llegar a aquel humanismo integral propuesto por el Papa Pablo VI: el bien de todo el hombre y de todos los hombres. Mas con ello se introduce, contemporáneamente, un criterio de valoración de la cultura y las culturas, que nos permite afirmar decididamente: toda expresión cultural que no contribuye a la plena humanidad de la persona, no es auténticamente cultura”, agregó.
El Purpurado advirtió que hoy se enfrentan en el mundo dos concepciones de cultura: aquella que privilegia el ser sobre el obrar, y la otra que privilegia la “praxis” o la eficacia sobre el ser.