SEVILLA,
Al concluir la emotiva Eucaristía de toma de posesión como Arzobispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Sevilla (España), Mons. Juan José Asenjo subrayó que en adelante trabajará junto al Cardenal Amigo Vallejo en promover "la pastoral de la santidad", porque al mundo lo cambiarán los santos y no los técnicos.
"Renuevo y actualizo con toda la intensidad de que soy capaz las actitudes de amor a Jesucristo y a su Santa Iglesia con que inicié hace casi doce años el ministerio episcopal en la Arquidiócesis de Toledo, y que he procurado mantener, con la ayuda de Dios, en mi servicio a la Iglesia en Córdoba", dijo Mons. Asenjo ante la multitud que siguió la ceremonia por circuito cerrado.
El Prelado recordó luego sus raíces: "a mi madre que permanece todavía en Córdoba, a mis hermanos y sobrinos, a mis primos y familiares, a mi ciudad natal, Sigüenza, y a mi diócesis de origen, Sigüenza-Guadalajara, representada por su Obispo, D. José Sánchez, y su Consejo Episcopal, y por tantos hermanos y amigos, sacerdotes, consagrados y laicos, que en tan gran número, están presentes en esta magnífica catedral".
"La posesión del oficio de Arzobispo Coadjutor de Sevilla, que acabo de recibir, me vincula plenamente a esta Iglesia, a la que deberé amar, servir y dedicar todas mis energías", agregó Mons. Asenjo y saludó luego "a los sacerdotes, consagrados, seminaristas, miembros de la Acción Católica, de los grupos y movimientos apostólicos y a las hermandades y cofradías; a los voluntarios de Caritas y Manos Unidas y a toda la comunidad diocesana".
"Vengo a servir –dijo– a una Iglesia tempranamente evangelizada y con una historia esplendorosa, que a lo largo de los siglos ha dado admirables frutos de santidad". "Todo ello es para mí motivo de esperanza y, al mismo tiempo, invitación apremiante a la responsabilidad y a colaborar con el Sr. Cardenal Arzobispo en la conservación y acrecentamiento de este legado con la ayuda de Dios", añadió.
El nuevo Arzobispo Coadjutor de Sevilla destacó que "ser pastor con el estilo de Jesús significa fatiga, sudor, esfuerzo, vigilias, solicitud y entrega de la propia vida. Al iniciar en esta mañana mi ministerio para colaborar con el Sr. Cardenal al servicio de la Arquidiócesis de Sevilla, tengo la conciencia muy viva de que no me pertenezco a mí mismo, sino a Jesucristo y, desde hoy a esta Iglesia".