VATICANO,
Esta mañana, en la Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano, al dirigir su acostumbrado discurso anual al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI destacó que "la pobreza se combate si la humanidad se vuelve más fraterna".
El Papa indicó, recordando su reciente mensaje para la Jornada Mundial de la Paz celebrada el pasado 1 de enero, que esta tarea debe realizarse "compartiendo los valores y las ideas, fundados en la dignidad de la persona, en la libertad vinculada a la responsabilidad, en el reconocimiento efectivo del puesto de Dios en la vida del hombre" y precisó que "los seres humanos más pobres son los niños no nacidos".
Tras recordar a "otros pobres, como los enfermos y las personas ancianas abandonadas, las familias divididas y sin puntos de referencia", el Papa se refirió a quienes han sufrido en distintos lugares del mundo como "Vietnam, Birmania, China y Filipinas, en América central y el Caribe, en Colombia y en Brasil" a causa de desastres naturales o causa de ataques terroristas como en "Afganistán, India, Pakistán y Argelia" y alentó a redoblar esfuerzos para lograr la paz.
Luego de señalar que para alcanzar la paz "hay que dar nuevamente esperanza a los pobres", Benedicto XVI recordó a las "tantas personas y familias afectadas por las dificultades y las incertidumbres que la actual crisis financiera y económica ha provocado a escala mundial", así como "la crisis alimenticia y el calentamiento climático, que dificultan todavía más el acceso a los alimentos y al agua a los habitantes de las regiones más pobres del planeta".
"Desde ahora es urgente adoptar una estrategia eficaz para combatir el hambre y favorecer el desarrollo agrícola local, más aún cuando el porcentaje de pobres aumenta incluso en los países ricos. Yendo más al fondo de la cuestión, para resanar la economía, es necesario crear una nueva confianza. Este objetivo sólo se podrá alcanzar a través de una ética fundada en la dignidad innata de la persona humana. Sé bien que esto es exigente, pero no es una utopía. Hoy más que nunca, nuestro porvenir está en juego, al igual que el destino de nuestro planeta y sus habitantes, en primer lugar de las generaciones jóvenes que heredan un sistema económico y un tejido social duramente cuestionado".
Benedicto XVI se refirió luego a sus viajes apostólicos del año pasado. Al comentar su visita a la sede de la ONU precisó que los derechos humanos están basados "en la dignidad de la persona humana, y ésta a su vez en la naturaleza común a todos que trasciende las diversas culturas" y explicó que en Lourdes, Francia, alentó al respeto y la fraternidad auténticas, así como la existencia de una "sociedad sanamente laica" que "no ignora la dimensión espiritual y sus valores, porque la religión, y me pareció útil repetirlo durante mi viaje pastoral a Francia, no es un obstáculo, sino más bien al contrario un fundamento sólido para la construcción de una sociedad más justa y libre".