MADRID,
Esperanza Puente Moreno, miembro de la Fundación RedMadre, relató ante la comisión de diputados que estudia una nueva ley del aborto, el drama que sufrió luego de realizarse esta práctica hace 13 años, tras la cual, indicó, "soy madre de dos hijos, uno vivo de 22 años y otro muerto al que no le puedo ni poner rostro".
"(Las mujeres) seguimos estando indefensas y desamparadas frente a esta realidad. La mujer que aborta se enfrenta al silencio y la soledad, una losa añadida al síndrome post-aborto. Pero ni entonces, cuando a mí me hicieron abortar, ni ahora, se informa de las consecuencias reales del aborto", declaró a ADN.es a la salida de su comparecencia ante la comisión parlamentaria.
Por ello, lamentó que el Gobierno siga vendiendo a la sociedad la idea de que el aborto es un "síntoma de libertad y de progreso", cuando "para ninguna mujer que ha abortado les ha supuesto ni salud, ni libertad, ni progreso".
Asimismo, denunció que la sociedad "esconde la cabeza" ante esta realidad y permite que el Gobierno reforme la ley "en base a una demanda social que no existe", con un debate "a puerta cerrada". "La sociedad tiene derecho a saber lo que se está planteando sobre la mesa. Es una falta a la democracia y a la libertad", expresó.
En ese sentido, criticó que el Gobierno destine 40 millones de euros de los impuestos a "financiar centros y prácticas abortivas", y no se subvencione tres millones para sacar adelante programas de ayuda a la mujer embarazada. "Ampliar el aborto es sólo ampliar el negocio del aborto, que es el cuarto que más volumen de dinero mueve en el mundo", indicó.