VATICANO,
Este mediodía miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias recordó a los presentes que aunque muchas veces no sepamos, e incluso no queramos encontrar tiempo para Dios, Él en cambio siempre tiene tiempo para nosotros.
“Dios nos dona su tiempo. Siempre tenemos poco tiempo; especialmente para el Señor, o no sabemos o, incluso a veces, no queremos encontrarlo. ¡Pues bien Dios tiene tiempo para nosotros!”, dijo el Santo Padre invitando a la reflexión en el marco del primer Domingo de Adviento, día con el que se da inicio a un nuevo Año Litúrgico.
Asimismo, el Papa agregó que “Dios nos dona su tiempo porque ha entrado en la historia con su palabra y con sus obras de salvación, para abrirla a la eternidad, para hacerla historia de alianza. El tiempo ya es en sí mismo un signo fundamental del amor de Dios: un don que el hombre está en la capacidad de valorar o de menospreciar; de aprehender su significado o descuidar con obtusa superficialidad”.
Seguidamente el Pontífice hizo una reflexión sobre los puntos “cardinales” del tiempo “que marcan la historia de la salvación: al inició está la creación, al centro la Encarnación-redención y al final la ‘parusía’, la venida final que incluye también el juicio universal”.
“Estos tres momentos –continúo– no deben comprenderse simplemente como sucesión cronológica. En efecto, la creación está al origen de todo, pero también es continua y se realiza a lo largo de todo el proceder cósmico, hasta el final de los tiempos. Del mismo modo la Encarnación-redención se ha realizado en un determinado momento histórico, el periodo del pasar de Jesús por la tierra, sin embargo su rayo de acción se extiende al tiempo precedente y al que lo sigue. La última venida y el juicio final, que en la Cruz de Cristo tuvieron una anticipación decisiva, ejercitan su influjo en la conducta de los hombres de toda época”.
El Pontífice recordó también la importancia litúrgica del tiempo de Adviento: “nos invita a despertar la espera del retorno glorioso de Cristo; nos invita a acoger al Verbo hecho hombre por nuestra salvación”.