VATICANO,
Al recibir esta mañana las cartas credenciales del nuevo Embajador de Líbano, Georges Chakib El Khoury, el Papa Benedicto XVI expresó su deseo de que el pueblo de el Líbano "prosiga con valentía en su esfuerzo por construir una sociedad unida y solidaria".
"La historia milenaria del país, así como el lugar que ocupa dentro de un contexto regional complejo, le otorgan la misión fundamental de contribuir a la paz y a la concordia entre todos", precisó el Santo Padre.
Tras poner de relieve que "por su experiencia de vida y de colaboración intercomunitaria e intercultural, el Líbano es un 'tesoro' confiado a todos los libaneses", el Papa alentó a que la "comunidad internacional lo proteja y valore y que, mediante su compromiso efectivo, contribuya a evitar que este país sea una tierra de enfrentamiento de conflictos regionales o internacionales. Así, el Líbano debería ser como un laboratorio para la búsqueda de soluciones eficaces a los conflictos que agitan la región de Oriente Medio desde hace mucho tiempo".
"La elección del Presidente de la República, la formación de un gobierno de unidad nacional y la aprobación de una nueva ley electoral favorecen la unidad nacional y contribuirán a una auténtica coexistencia entre los diferentes componentes de la nación. Espero que, dejando a un lado los intereses particulares y recomponiendo las fracturas del pasado, todos se comprometan efectivamente en el camino del diálogo y de la reconciliación para que el país progrese en la estabilidad".
El Papa lamentó luego que "desgraciadamente, las tensiones aún presentes demuestran que es necesario proseguir decididamente en el camino abierto hace algunos meses con los acuerdos de Doha, para construir juntos las instituciones libanesas" y "la actitud fundamental que debe guiar a todos en este compromiso en favor del bien común tiene que ser inalterable: cada uno de los componentes del pueblo libanés debe sentirse en el Líbano como en su propia casa y saber que sus preocupaciones y expectativas legítimas se tienen realmente en cuenta, en el respeto recíproco de los derechos de los demás".
"Para ello, es necesario promover y desarrollar una verdadera educación a la paz, la reconciliación y el diálogo, dirigida sobre todo a las jóvenes generaciones. La paz duradera, que es una aspiración profunda de todos los libaneses, es posible si todos consideran fundamental la voluntad de vivir juntos en la misma tierra y consideran la justicia, la reconciliación y el diálogo el marco propicio para resolver los problemas de las personas y de los grupos".