VATICANO,
Al presidir el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la parábola de los talentos del Evangelio dominical de hoy y precisó que los cristianos no pueden esconder los dones recibidos de Dios bajo un manto de prejuicios.
El Papa recordó que el hombre de la parábola representa al propio Jesucristo, y los siervos, son los discípulos, mientras que los talentos, son los dones que Jesús les confía. “Esos dones además de la calidad natural, representan las riquezas que el Señor Jesús nos dejó en herencia: su Palabra, el Bautismo, la oración, y su perdón. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo entre nosotros”, indicó.
También explicó que la actitud equivocada es la del miedo. “El siervo que tiene miedo de su patrón y teme el regreso, esconde la moneda bajo tierra no produciendo ningún fruto”, señaló.
“Esto sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión y la Confirmación, entierra después tales dones bajo un manto de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, llegando a traicionar las expectativas del Señor”, advirtió.
“¡Sí, lo que Cristo nos ha donado se multiplica donándolo! Es un tesoro nacido para ser utilizado, invertido, compartido con todos, como nos enseña ese gran administrador de talentos de Jesús que fue el apóstol Pablo”, manifestó.
Esta enseñanza que nos ofrece el evangelio de hoy, aparece reflejada en el plano histórico-social, promoviendo en las poblaciones cristianas una mentalidad activa y empresarial recordando que siempre prevalece el mensaje central que tiene que ver con el espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: “responsabilidad hacia Dios y hacia la humanidad”.