ROMA,
La Conferencia Episcopal del Congo (CEC) emitió un dramático y enérgico mensaje en el que exhorta al cese de la violencia; e insta a la comunidad internacional a intervenir para que no prosiga más el "genocidio silencioso" en el que está sumida la población, especialmente en Kivú del Norte.
Según informa L'Osservatore Romano, en un documento emitido al finalizar la sesión extraordinaria del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal del Congo, los obispos recuerdan que "pese a nuestro llamado a los gobernantes y a la comunidad internacional, la situación en esta parte de nuestro país (Kivú del Norte) no ha hecho más que empeorar. Está llegando a proporciones insoportables muy inquietantes y capaces de desestabilizar toda la subregión si no se pone un alto".
"Condenamos con vehemencia esta manera innoble de considerar la guerra como un medio para resolver los problemas y acceder al poder. Denunciamos todos los crímenes cometidos contra ciudadanos inocentes y desaprobamos de manera absoluta toda agresión en el territorio nacional. Advertimos el laxismo con el que la comunidad internacional trata el problema de la agresión de la que es víctima nuestro país".
Los obispos resaltan además que "las masacres gratuitas y a gran escala de poblaciones civiles, el exterminio de miles de jóvenes, los estupros sistemáticos perpetrados como arma de guerra: de nueva una crueldad de tal virulencia se desencadena contra las poblaciones locales que nunca han pedido otra cosa que una vida tranquila y digna en sus tierra".
Asimismo exhortan a un "inmediato cese de las hostilidades y la garantía de las condiciones de seguridad para el retorno de los desplazados a sus tierras, un aumento de la ayuda humanitaria mientras llaman al gobierno y a la comunidad internacional para poner fin a la violencia".
Finalmente la CEC recuerda la constante preocupación del Papa Benedicto XVI por la crisis del país y "sus repetidos llamados a todos por una solución pacífica y por la ayuda financiera que él mismo ha dado para el alivio de las poblaciones desvalidas"; y se encomiendan a la Virgen María para que sea ella guía hacia la paz en el Congo.