VATICANO,
Esta tarde en la Pontificia Universidad Gregoriana en la ciudad de Roma, el Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, dio una conferencia en el Congreso por el 50º aniversario de la muerte del Siervo de Dios Pío XII y recordó que su causa de canonización es un hecho religioso que exige ser respetado por todos y que es de exclusiva competencia de la Santa Sede.
“Muchas son las señales –dijo el Purpurado– que muestran que el debate sobre su figura y su obra se está haciendo cada vez más sereno y equilibrado en el reconocer la importancia y grandeza de su Pontificado, más allá de las instrumentales polémicas que son cada vez menos comprensibles y sobre todo que tienen poco que ver con la historia”.
El Secretario de Estado afirmó también que en la primera encíclica de Pío XII se denunciaba no solo “los horrores de la guerra sino que también se recordaba la inmensa obra de caridad que la Iglesia Católica desplegó durante los años del conflicto, caridad hacia todos sin distinción alguna”.
“Prueba de esto –continuó– son los más de tres millones y medio de documentos de la Oficina de Informaciones del Vaticano para los prisioneros de guerra, instituida por voluntad de Pío XII inmediatamente después del conflicto así como un fondo de archivos vaticanos que llega hasta 1947 y está actualmente disponible, pero que no obstante esto no es utilizado. Evidentemente a muchos la historia les importa solamente si puede ser usada como arma”.
Más adelante resaltó que “la representación de Pío XII como indiferente frente a la suerte de las víctimas del nazismo e incluso como ‘Papa de Hitler’, antes que ser ultrajante es sobre todo insostenible desde el punto de vista histórico, como lo es también la imagen de un Pontífice súbdito de los americanos y ‘capellán del Occidente’, difundida y sostenida por soviéticos y sus sostenedores en las democracias europeas durante la guerra fría”.
Al final de su intervención, el Secretario de Estado precisó: “Como es sabido, la causa de canonización de Papa Pacelli está en curso, es un hecho religioso que exige ser respetado por todos, y en su especificidad es de exclusiva competencia de la Santa Sede".