VATICANO,
Durante la vigésimo primera Congregación General celebrada este viernes, los padres sinodales votaron a favor del Mensaje final del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, en el que, con un lenguaje inusualmente evocador y poético, resaltan la centralidad de la Palabra de Dios en la vida del Cristiano.
“Los puntos cardinales del horizonte que queremos invitar a conocer al Pueblo de Dios y que expresaremos por medio de imágenes, son cuatro: La Voz divina, el Rostro, la Casa y el Camino”, dice el mensaje, que utilizó un estilo inusualmente sugestivo y figurativo.
“La Voz divina resuena en los orígenes de la creación", dice el texto, "dando origen a las maravillas del universo. Es una Voz que penetra después en la historia, herida por el pecado humano y atormentada por el dolor y por la muerte". "Es una Voz que desciende después a las páginas de las Sagradas Escrituras que ahora leemos en la Iglesia con la guía del Espíritu Santo".
“El Rostro: Es Jesucristo, que es Hijo de Dios, eterno e infinito, pero también hombre mortal, ligado a una época histórica, a un pueblo y a una tierra”.
“Es Él quien desvela el 'sentido pleno' y unitario de las Sagradas Escrituras, de modo que el cristianismo es una religión cuyo centro es una persona, Jesucristo, revelador del Padre. Él nos hace entender que también las Escrituras son 'carne', es decir palabras humanas que hay que comprender y estudiar en su modo de expresarse, pero que custodian la luz de la verdad divina que solo con el Espíritu Santo podemos vivir y contemplar”.
El tercer punto cardinal es "la Casa de la palabra divina, es decir la Iglesia", que "se asienta en cuatro columnas ideales: La enseñanza, es decir leer y comprender la Biblia en el anuncio efectuado a todos... la fracción del pan, o sea la Eucaristía, fuente y culminación de la vida y de la misión de la Iglesia", ya que "los fieles están invitados a nutrirse en la liturgia en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo"; las oraciones... "la Lectio divina, la lectura orante de las Sagradas Escrituras capaces de llevar, en la meditación, en la oración, en la contemplación, al encuentro con Cristo, palabra de Dios vivo; la comunión fraternal, porque para ser verdaderos cristianos no basta ser 'los que escuchan la palabra de Dios', sino también 'los que la cumplen'".