VATICANO,
El Obispo de Thanh Hoa (Vietnam), Mons. Joseph Nguyen Chi Linh, destacó en su intervención ante el Sínodo de los Obispos que en medio de la persecución de que son objeto los católicos por parte del gobierno comunista de este país asiático "nuestra mayor gracia es la fidelidad a la Palabra de Dios".
En su intervención en la 13º Congregación General del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, el Prelado narró como "el Evangelio fue proclamado por primera vez en nuestra tierra a inicios del siglo XVI, en el doloroso contexto de una guerra civil entre dos reinos de hermanos enemigos".
Seguidamente destacó cómo "inmersos en una historia entretejida de odio, de guerras ideológicas y de limitaciones discriminatorias, nuestros cristianos están cada vez más convencidos de que solo la Palabra de Dios les puede conservar en el amor, en la alegría, en la paz, en la comunión y en la tolerancia".
Mons. Nguyen Chi Linh relató luego un episodio en el que se ve cómo la Palabra de Dios sostiene a la Iglesia en Vietnam: "se trata de la conversión en masa de miles de personas pertenecientes a minorías étnicas, poco después de la canonización de los 117 mártires de Vietnam en 1988. Lo más curioso es que muchos hayan admitido haber escuchado la Radio Protestante en Manila, Filipinas, y que se hayan convertido al catolicismo en Vietnam".
"De esta manera, los protestantes siembran y los católicos recogen", continuó, y subrayó que "la Palabra de Dios, resonando desde muy lejos y alcanzando sus oídos, se ha convertido en fuente de esperanza para estas personas dispersas entre las montañas, privadas de todo y sin futuro".
Finalmente, el Prelado vietnamita recalcó su convicción de que "en las persecuciones nuestra mayor gracia es la fidelidad a la Palabra de Dios".