VATICANO,
Miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI quien al introducir la oración recordó que la vocación a la vida cristiana es ya una primera recompensa que Dios nos hace para vivir en plenitud en la tierra. Ante ellos recordó que "por fortuna, la lógica de Dios no es la misma que la del hombre".
“El ya ser llamados por Dios es la primera recompensa: el poder trabajar en la viña del Señor, ponerse a su servicio, colaborar con su obra, constituye de por sí un premio inestimabile que paga toda fatiga”, afirmó el Papa al meditar el Evangelio del día de hoy.
El Papa resaltó además que esto solo lo entiende “quien ama al Señor y a su Reino; quien en cambio trabaja solamente por el dinero nunca se dará cuenta del valor de este inestimabile tesoro”.
Así mismo el Santo Padre recordó que Mateo, a quien la Iglesia recuerda hoy, vivió la experiencia mencionada. “En efecto antes que Jesús lo llamase, era un publicano y por ello un público pecador, un excluído de la 'viña del Señor'. Todo cambia cuando Jesús, pasando junto a donde él se encontraba, lo mira y le dice: ‘Sígueme’. Mateo se levantó y lo siguió”.
“De ser un publicano se convirtió inmediatamente en discípulo de Cristo. De ser el ‘último’ se encontró siendo el ‘primero’, todo gracias a la lógica de Dios que es totalmente diversa de la lógica del mundo”, continuó.
Más adelante recordó también la figura de San Pablo, quien en sus cartas afirma que “fue la gracia de Dios la que obró en él, aquella gracia que de perseguidor de la Iglesia lo transformó en apóstol de gentes. Al punto de hacerle decir: ‘Para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia’”.