PARIS,
El Papa Benedicto XVI presidió una multitudinaria Eucaristía en la denominada “Explanada de los Inválidos” de París, durante la cual recordó que Dios no pide al hombre que sacrifique su razón y urgió a los católicos a “huir de los ídolos” que los encadenan al “reino de la apariencia”.
Más de 200 mil personas llenaron la Explanada de los Inválidos, conjunto monumental formado por el Hospital de los Inválidos, el Museo del Ejército y la Iglesia de San Luis de los Inválidos con el anejo Dôme (Cúpula), donde se encuentran las cenizas de Napoleón Bonaparte.
En su homilía, el Papa citó la primera carta de San Pablo dirigida a los Corintios que “nos hace descubrir hasta qué punto sigue siendo actual el consejo dado por el Apóstol. ‘No tengáis que ver con la idolatría’, escribió a una comunidad muy afectada por el paganismo e indecisa entre la adhesión a la novedad del Evangelio y la observancia de las viejas prácticas heredadas de sus antepasados"
"Fuera del pueblo de Israel, que había recibido la revelación del Dios único, el mundo antiguo era esclavo del culto a los ídolos. Los errores del paganismo, muy visibles en Corinto, debían ser denunciados porque eran una potente alienación y desviaban al hombre de su verdadero destino. Impedían reconocer que Cristo es el único Salvador, el único que indica al hombre el camino hacia Dios", recordó.
Según el Pontífice, "este llamamiento a huir de los ídolos sigue siendo válido también hoy. La palabra ‘ídolo’ viene del griego y significa ‘imagen’, pero también ‘vana apariencia’. El ídolo es un señuelo, pues desvía a quien le sirve de la realidad para encadenarlo al reino de la apariencia".
"¿No es ésta una tentación propia de nuestra época, la única sobre la que podemos actuar de forma eficaz? Es la tentación de idolatrar un pasado que ya no existe, olvidando sus carencias, o un futuro que aún no existe, creyendo que el ser humano hará llegar con sus propias fuerzas el reino de la felicidad eterna sobre la tierra". De igual modo,"el dinero, el afán de tener, de poder e incluso de saber, ¿acaso no desvían al hombre de su verdadero fin?”, agregó.