VATICANO,
El Papa Benedicto XVI destacó que "quien reza no pierde nunca la esperanza, aún cuando llegase a encontrarse en situaciones difíciles e incluso humanamente desesperadas. Esto nos enseñan las Sagrada Escritura y esto testimonia la historia de la Iglesia", durante la Audiencia General de hoy.
En el Palacio Apostólico de su Residencia de Castel Gandolfo, en donde no se celebraban audiencias generales desde hace 30 años, el Santo Padre reanudó esta habitual actividad de los miércoles. Al dirigirse a los miles de peregrinos presentes agradeció a quienes lo acogieron en los días recientes en la localidad de Bressanone en donde transcurrió algunos días de descanso.
El Pontífice destacó que en esos días "fueron muchísimos los que me escribieron pidiéndome rezar por ellos. Me manifestaban sus alegrías, sus preocupaciones, sus proyectos de vida, así como sus problemas familiares y de trabajo, sus esperanzas que portan en el corazón, junto a las angustias relacionadas con las incertidumbres que la humanidad vive en este momento".
"Puedo asegurar que para todos y cada uno tengo un recuerdo, especialmente en la cotidiana celebración de la Santa Misa y en rezo del Santo Rosario. Sé bien que el primer servicio que puedo dar a la Iglesia y la humanidad es el de la oración, porque rezando pongo en las manos del Señor con confianza el ministerio que Él mismo me ha confiado, junto a la suerte de toda la comunidad eclesial y civil", explicó luego.
Seguidamente se refirió al ejemplo de oración esperanzada y confiada de dos santos cuya memoria se celebra el 9 y el 14 de agosto, respectivamente: Santa Teresa Benedicta de la Cruz, judía convertida al catolicismo y cuyo nombre originalmente fue Edith Stein; y San Maximiliano María Kolbe; ambos asesinados en el campo de concentración de Auschwitz.
"Aparentemente sus existencias podrían ser consideradas como una derrota, pero es justamente en su martirio que resplandece el fulgor del amor que vence las tinieblas del egoísmo y del odio", dijo.