QUITO,
El Arzobispo de Quito, Mons. Raúl Vela Chiriboga, instó a las autoridades del gobierno ecuatoriano a "acoger con igual apertura las opiniones que le apoyan como las que le son contrarias", en medio del clima de tensiones que se ha generado por los ataques del Presidente Correa a los obispos ecuatorianos que han denunciado el proyecto de Constitución anti-vida y anti-familia que será sometido a referéndum.
En un comunicado emitido hoy, el Prelado indicó que "la autoridad elegida –evitando en todo momento que se produzca una 'lucha de clases'– ha de acoger con igual apertura las opiniones que le apoyan como las que le son contrarias; puesto que en esas posiciones, como en otras alternativas, están no solo los ciudadanos que la eligieron, sino compatriotas que merecen igual trato de dignidad y respeto".
Seguidamente, Mons. Vela recordó el comunicado del 28 de julio en el que el Episcopado ecuatoriano precisaba la necesidad de defender la vida, la familia y la libertad de educación que tienen los padres de familia según sus convicciones; y explicó que los obispos, al haber expresado así su parecer, no se inmiscuyen "en asuntos meramente temporales, sino salvaguardan el debido respeto de la dignidad trascendente del hombre, a la vez que obedecen el mandato mismo de Cristo que le ha enviado a anunciar la verdad que nos salva".
"Por tanto, manifestamos nuestra plena adhesión tanto al citado comunicado como a los pronunciamientos que en este sentido se han dado, principalmente a los del Presidente de nuestro organismo colegial, Mons. Antonio Arregui Yarza, Arzobispo de Guayaquil", añade.
"Por otra parte –prosigue el comunicado– no nos pasa desapercibida la creciente tensión que, con ocasión del próximo referéndum que aprobará o no el proyecto constitucional elaborado por la Asamblea Constituyente, se está produciendo. En este sentido, queremos recordar que 'el bien común afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad'. Un poco antes, este mismo texto afirma que la autoridad 'es necesaria para la unidad de la sociedad. Su misión consiste en asegurar en cuanto sea posible el bien común de la sociedad'".
Seguidamente recordó las palabras de Juan Pablo II sobre los cristianos que desean actuar en política en las que el recordado Siervo de Dios instaba a hacerlo "desinteresadamente, no buscando la propia utilidad, ni la de su propio grupo o partido, sino el bien de todos y de cada uno y, por lo tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos de la sociedad".