VALLADOLID,
Desde hace un año, el Arzobispado de Burgos recoge información para impulsar la causa de beatificación de Marta Obregón, una joven española asesinada en 1992 por defender su pureza.
La noche del 21 de enero de ese año, fiesta de Santa Inés, Marta regresaba a su casa desde el club Arlanza, ubicado solo a 300 metros de su hogar. Nunca llegó. Fue secuestrada por Pedro Luis Gallego, un delincuente acusado de numerosas violaciones y homicidios.
Según recuerda esta semana el diario El Mundo, Gallego la llevó en su coche a unos cinco kilómetros de Burgos donde intentó violarla junto a la valla de una granja. Marta opuso toda su resistencia y evitó el ultraje. El llamado "violador del ascensor" la golpeó salvajemente y le asestó 14 puñaladas en la parte izquierda del pecho. El cuerpo de Marta apareció desnudo y martirizado cerca de la autovía Burgos-Portugal.
Marta Obregón Rodríguez nació el 1 de marzo de 1969 en la Coruña. Era la segunda de cuatro hermanas, una joven vivaz y atractiva. Su madre es supernumeraria del Opus Dei, pero ella –después de superar la rebeldía adolescente- ingresó al Camino Neocatecumenal y pensaba que había encontrado al amor de su vida en su novio Francisco Javier Hernando, militante del Círculo Católico.
"Marta atraía como un imán. Entraba en un sitio y hacía relaciones al instante. Triunfaba donde pisaba. Todo el mundo quería estar con ella, hablar con ella, saber de ella", recuerda Javier.
Marta estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, donde vivió en una residencia de las agustinas misioneras. En 1990 decidió irse un verano a Taizé, un lugar de encuentro y oración de miles de jóvenes. Desde ahí escribió a una amiga: "Dios es lo más importante en mi vida, mi amor. La vida es genial, pero más corta de lo que pensamos".