MADRID,
El presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan Antonio Reig Plá, recordó que cuando el estado "da cobertura legal a la cultura de la muerte, se transforma automáticamente en un estado totalitario", en alusión a las propuestas del Gobierno de ampliar el plazo para la práctica de abortos legales y despenalizar la eutanasia.
En una entrevista concedida al periódico ABC, Mons. Reig Plá indicó que "un estado democrático y social tiene el deber de proteger a los más pobres e indigentes, como son los niños no nacidos, los minusválidos, los ancianos o los enfermos terminales. Cuando el estado, en vez de proteger a los más débiles, da cobertura legal a la cultura de la muerte, se transforma automáticamente en un estado totalitario, los fundamentos de la convivencia se quiebran y surge una sociedad de la muerte, una auténtica ‘tanatocracia’".
El también Obispo de Cartagena precisó que "ampliar y facilitar el aborto no es el camino. Esto produciría más muerte y más sufrimiento. Creo que todos estamos convencidos de que el aborto es un mal. Pero entonces tenemos que ofrecer alternativas. La primera y fundamental es la educación y la prevención".
"A las personas hay que educarlas para amar, y para amar sabiendo respetar al otro y el mejor respeto empieza por salvar la vida naciente. Y luego ayudar a las madres para que sus hijos puedan nacer. Por último, crear una cultura que ame la vida en lugar de destruirla. La crisis más seria que pueda darse en la sociedad española es aceptar este holocausto silencioso y afirmarlo como progreso", agregó.
Según el Obispo, "la actual ley del aborto se ha convertido en la práctica en un arma letal de destrucción masiva de vidas humanas: mata a los niños y causa un destrozo afectivo y psicológico a veces irreparable para muchas de sus madres. Una ley de plazos es un instrumento que facilita más aún esta práctica homicida".
Sobre la eutanasia, recordó que los médicos españoles "son excelentes profesionales y saben aplicar todos los remedios que la medicina ofrece para paliar el dolor y ayudar al enfermo sin caer en el encarnizamiento terapéutico. Hoy el problema es el contrario. Hay personas que se erigen en dueños de la vida y provocan la muerte de otros".