KÖNIGSTEIN,
La asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) difundió el testimonio de un católico –que permanece en el anonimato por motivos de seguridad– sobre el drama que vive la población de Zimbabwe en medio de la severa crisis política y económica que sacude al país.
Esta semana el Presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, y el líder opositor Morgan Tsvangirai, del Movimiento para el Cambio Democrático, se reunieron por primera vez en diez años para firmar un acuerdo que establece las condiciones de un diálogo político para superar la crisis del país africano.
Según el informante de AIN, los enfrentamientos entre opositores y oficialistas, además de la hiperinflación y al escasez de alimentos, ponen a prueba la fe de los creyentes que han hecho de los templos un refugio constante.
"Hace dos semanas inauguramos en nuestra parroquia el Año Paulino con una Misa Solemne, en el mismo momento en que el Santo Padre celebraba ante los muros de Roma las Primeras Vísperas. Como es habitual en África, asistieron muchos fieles. Pese a las importantes dificultades de transporte, los creyentes acudieron desde lejos, algunos en un camión abierto, de noche y pese al viento frío. Evidentemente, también rezamos por Zimbabwe. El sacerdote habló de una mujer que habían sacado poco antes a rastras de la iglesia. Después de la Misa la encontraron en una zanja a algunos centenares de metros. Ahora está en coma", relató el informante.
Según esta fuente "en estas ocasiones, con la oración y los cantos, la gente no sólo se olvida durante unas horas de sus preocupaciones, sino también de sus miembros doloridos y heridas abiertas. Después de la Misa me encontré con una conocida, una joven de unos veinte años de edad, a la que unos días atrás unos matones del ZANU-PF (partido oficialista) habían propinado una brutal paliza en su casa. Le rompieron dos dedos cuando intentaba protegerse la cabeza y la cara, le lastimaron varias costillas y le dejaron las nalgas y las piernas cubiertas de negros hematomas. Pese al dolor quería asistir a Misa. Llegó descalza y cojeando porque tenía el pie tan hinchado que no podía calzarse ni la sandalia ya muy dada de sí. Si esto no es fe… Aquella noche pensé que San Pablo se llevaría una enorme alegría si pudiera escuchar y ver lo que estos cristianos han hecho con sus textos, y cómo viven al pie de la letra sus enseñanzas".
"Ayer enterraron a un joven que en un momento quiso ser sacerdote regular, pero que luego cambió de opinión. Había sido muy activo en el grupo juvenil católico, trabajando al final como chofer del partido de la oposición. Hace apenas cuatro semanas fue secuestrado por la noche, y hace diez días encontraron su cuerpo, mutilado y quemado, en una granja de un coronel del Ejército. Era evidente que había sido torturado cruelmente antes de morir. Le habían sacado los ojos y vertido plástico hirviendo sobre la espalda", agregó.