ROMA,
El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de Radio Vaticano, P. Federico Lombardi, destacó que para el diálogo con los musulmanes son necesarias la paciencia y la valentía.
En su reflexión titulada "Islam y diálogo", el sacerdote jesuita explicó que "cuando el Rey de Arabia Saudita vino al Vaticano para visitar al Papa le habló de un proyecto suyo para el diálogo entre las grandes religiones monoteístas. Las líneas de esta iniciativa parecían bastante generales".
Seguidamente señaló que "el soberano siguió su camino y, después de haber propuesto otras veces el tema, en días pasados ha tenido lugar en la Meca una Conferencia Islámica Mundial. Como fase preparatoria para poner en marcha un gran diálogo, empezando dentro del islam, para proseguir luego con el cristianismo y el judaísmo, con el fin de tutelar y promover la dignidad del ser humano, la familia amenazada en su identidad y la paz entre los pueblos".
Tras indicar que este rey denuncia a algunos seguidores del Islam que son "víctimas del extremismo", el P. Lombardi afirmó que en esta conferencia "han participado unas quinientas personalidades y sabios islámicos de distintas corrientes de pensamiento de todo el mundo que, en un ‘llamamiento’ final, han reiterado su ‘no’ al choque entre las civilizaciones. Invitando a los responsables de los pueblos a la promoción de la cultura del diálogo".
"Queda un largo camino por andar para conocerse y alcanzar entendimientos en lo que respecta a los derechos de la persona; las diversidades teológicas quedarán irreducibles; las situaciones concretas de muchas minorías cristianas en tierra musulmana son dramáticas", continuó.
"Sin embargo, cuanto más se repite la afirmación y se arraiga la convicción de que en nombre de Dios no se puede odiar –sino que más bien hay que encontrarse y dialogar– es mejor. Juan Pablo II había indicado este camino en Asís. El camino no es fácil para los musulmanes, no es fácil para los judíos y no es fácil para los cristianos. Hay que proseguir con paciencia y valentía", finalizó el sacerdote.