VATICANO,
Al inaugurar el Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma, el Papa Benedicto XVI aseguró que aún en la sociedad y cultura de hoy marcada por la sensación de que a "las nuevas generaciones un destino de precariedad y de incertidumbre" es posible vivir la esperanza cristiana.
Desde la Basílica de San Juan de Letrán, el Santo Padre explicó que la esperanza cristiana "concierne en cierto modo a cada uno de nosotros, pero también es esperanza comunitaria, esperanza para la Iglesia y para toda la familia humana".
"En la sociedad y en la cultura de hoy, y por tanto también en nuestra amada ciudad de Roma no es fácil vivir en el signo de la esperanza cristiana. Existe una sensación difusa de que para Italia y también para Europa los años mejores ya han quedado atrás y que espera a las nuevas generaciones un destino de precariedad y de incertidumbre", indicó.
También explicó que "las expectativas de grandes novedades y mejoras se concentran en las ciencias y las tecnologías", pero éstas "no pueden dar sentido a nuestra vida y no nos pueden enseñar a distinguir el bien del mal. Por eso, como he escrito en la encíclica 'Spe salvi' No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito puramente intramundano".
El Papa dijo que nuestra civilización y nuestra cultura tienden con frecuencia "a poner a Dios entre paréntesis, a organizar la vida personal y social sin El, y a considerar que no se puede conocer nada de Dios, o incluso a negar su existencia. Pero cuando se abandona a Dios todas nuestras grandes y pequeñas esperanzas se apoyan en el vacío".
Por eso, continuó, "para educar a la esperanza", "como nos proponemos en este congreso y en el próximo año pastoral, sobre todo es necesario abrir a Dios nuestro corazón, nuestra inteligencia y toda nuestra vida, para ser así, en medio de nuestros hermanos, sus testigos creíbles".