CARACAS,
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela emitió este lunes un enérgico comunicado en el que condena al organismo fiscal venezolano SENIAT por multar y ordenar el cierre temporal del Diario Católico de San Cristóbal, al señalar que se trata de una medida de naturaleza política.
El comunicado explica que la multa y orden de cierre fue justificada por supuestos "errores de forma en el llenado de los libros de contabilidad"; pero "lo incomprensible de dicha medida –dice el pronunciamiento– es que ya la empresa había sido sancionada por esa supuesta falta, pues se le había ordenado un cierre administrativo de tres días, lo cual fue reconsiderado para reducirlo a uno".
"La nueva medida, curiosamente notificada en la fecha aniversaria del diario, levantó extrañezas y suspicacias. La dirección del diario, extremando su buena fe, todavía concede el beneficio de la duda a los móviles de sus sancionadores y opinan que, como dice la máxima popular, ‘cuentas claras conservan amistades’", agrega el Sindicato.
"No obstante –agrega–, en el Táchira ya es vox pópuli que lo que se le está cobrando al Diario Católico no es precisamente deudas impositivas, sino las que tienen que ver con la erguida posición que ha sostenido en la oportunidad de la discusión de dos temas fundamentales para el país: el malhadado proyecto de reforma constitucional rechazado por el pueblo venezolano el pasado 2 de diciembre y la reforma curricular bolivariana, la cual ha concitado tantos rechazos nacionales como la primera".
En efecto, con ocasión del debate sobre la reforma constitucional, circuló encartada en el diario una separata con un análisis jurídico del proyecto de reforma constitucional, explicando a la población la inconveniencia de dichos cambios, que ya había sido calificada por la Iglesia católica como "moralmente inaceptable".
"Por eso en el Táchira –sigue el pronunciamiento– ya nadie se llama a engaño y considera esta doble sanción contra El Diario Católico un nuevo caso de retaliación contra aquellos medios que definitivamente no están dispuestos a alinearse en la tristemente célebre hegemonía comunicacional a la que paladinamente aspiran personeros gubernamentales".