VALENCIA,
La Arquidiócesis de Valencia, que albergó al Arzobispo de Lima, Mons. Emilio Lissón, durante los últimos años de su vida y destierro, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación de quien podría convertirse en el segundo pastor de la capital peruana en llegar a los altares.
Según informó la agencia AVAN, el proceso diocesano será clausurado el próximo sábado en una ceremonia que presidirá el Arzobispo de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco.
El proceso fue abierto en septiembre de 2003 en la Catedral de Valencia, donde se inició la causa "por ser el lugar en el que el Prelado peruano pasó los últimos años de su vida, murió y fue inicialmente enterrado", según indicaron a AVAN fuentes de la comisión diocesana para las Causas de los Santos del Arzobispado, que ha logrado reunir más de cinco mil documentos en la instrucción.
Tras la clausura de la fase diocesana, las cajas con dos ejemplares, trasunto y copia pública del proceso informativo diocesano, serán entregadas en la Congregación para las Causas de los Santos en Roma. Mons. Lisson podría seguir los pasos del español Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima y Patrono del Episcopado Latinoamericano.
El heroico Arzobispo nació en Arequipa (sur del Perú) en 1872, ingresó en la Congregación de la Misión –fundada por San Vicente de Paúl– y fue ordenado sacerdote en 1895 en París. El Papa San Pío X lo nombró Obispo de Chachapoyas –en plena Amazonía– en 1909, donde desarrolló una gran labor evangelizadora.
A los 37 años de edad recorrió su agreste territorio diocesano en canoa y a pie ayudado por los nativos. En 1918, con 46 años de edad, Benedicto XV lo nombró Arzobispo de Lima, donde abrió cuatro seminarios menores, fundó un periódico cristiano, y visitó parroquias a las que no había acudido un prelado desde hacía más de 400 años.