BUENOS AIRES,
Mons. Hugo Santiago, Obispo de Santo Tomé (Argentina), ha lanzado una carta pastoral con ocasión del proyecto pastoral de la diócesis para el trienio 2008-2010, en la que llama a centrar la vida pastoral en la oración para evitar "los ídolos del tener, el poder y el placer".
Mons. Santiago llama en la carta a centrarse en "el tema de la oración, que es el modo de vivir la Iglesia como misterio de la alianza de Dios con los hombres. También porque la oración es el modo más adecuado de profundizar, como cristianos y consagrados, nuestra relación con el misterio de Dios y así ejercitar nuestro discipulado".
"En la oración –explica el Obispo– alimentamos nuestra alianza de amistad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo" y "elevamos nuestra mente a Dios para discernir su voluntad amorosa sobre nosotros, la Iglesia, el mundo y llevarla a la práctica".
En cuanto a la oración como "un proceso de amistad con el Señor", el Prelado destaca que "si no aprendimos a vivir de la Palabra de Dios, nuestro corazón buscará otro ‘tesoro’, se apegará a cosas extrañas al Evangelio, al tener, al poder y al placer, que en vez de ser medios, según nuestra vocación, se transforman en fines, reemplazando a Dios, por eso se llaman ‘ídolos’".
"Los ídolos del tener, el placer y el poder son ‘dioses falsos’ –agrega Mons. Santiago– porque hacen que toda nuestra vida se organice en torno a ellos y lamentablemente su falsedad se suele descubrir recién al final, cuando la ancianidad en vez de placer nos depara dolores, ya no podemos disfrutar del dinero aunque lo tengamos y ya no tenemos poder porque como ancianos somos cada vez más débiles y dependientes de los demás".
El Prelado señala además que la oración da origen a la fraternidad cristiana, que "no se da de cualquier manera, no es una filantropía, un amor del hombre por el hombre mismo, sino que se da de un modo muy original: si dos o más adhieren a la Palabra de Dios, si en la oración dos o más crecen en la asimilación de los pensamientos, sentimientos y gestos de Cristo, sintonizan, se entienden, se encuentran en una misma mentalidad, la de Cristo. Así comienzan a ser amigos y hermanos".