VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recibió esta mañana a los obispos húngaros que llegaron al Vaticano para su visita ad limina. En su discurso, el Santo Padre los instó a trabajar por la familia ante la crisis que enfrenta, el apostolado a los jóvenes y las vocaciones sacerdotales.
Tras hacer una breve evaluación sobre la realidad secularizada de Hungría y los desafíos que ésta significa para la fe y su difusión, el Santo Padre indicó que ante la crisis familiar, la multiplicación de las uniones de hecho, la difundida práctica del aborto y el reconocimientos de las uniones homosexuales, "están bajo cuestionamiento la fidelidad conyugal, y más en general, los valores sobre los cuales se funda la sociedad. Es evidente entonces que, tras la familia, quienes son afectados por estas dificultades son los jóvenes.
Luego de agradecer el trabajo que realiza la Universidad Católica de Budapest, Benedicto XVI alentó "a proseguir los esfuerzos en la pastoral escolástica y universitaria, que en general, sirve a la evangelización de la cultura, que en nuestros días se vale de los medios de comunicación social, en cuyo campo vuestra Iglesia ha hecho últimamente significativos progresos".
Tras alentar la promoción de los peregrinajes para incrementar la fe de los húngaros, el Papa alertó de la "falta de sacerdotes y la consiguiente sobrecarga vacío en el trabajo pastoral para los actuales ministros de la Iglesia. Es un problema que afecta a muchos países de Europa".
"Es necesario explicar que la alegre adhesión a Cristo, testimoniada por el sacerdote en medio de sus fieles, es el estímulo más eficaz para despertar en los jóvenes la sensibilidad para la eventual llamada de Dios. En particular, es fundamental que los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia sean practicados con la máxima asiduidad por los mismos sacerdotes y sean luego administrados por ellos con generosidad a los fieles".
Tras recordar la importancia de las relaciones eclesiales con el Estado, el Santo Padre agradeció a Dios "su constante asistencia" e invocó "sobre vosotros y sobre vuestro ministerio la maternal protección de María Santísima. De mi partea os acompaño con la oración, mientras con afecto os imparto la Bendición Apostólica, que extiendo a todas vuestra comunidades diocesanas y a la entera nación húngara".