VATICANO,
El Papa Benedicto XVI aseguró que el siglo XXI "se ha abierto en el signo del martirio" y explicó que "cuando los cristianos son verdaderamente levadura, luz y sal de la tierra, se vuelven también, como Jesús, objeto de persecución, signo de contradicción".
El Santo Padre visitó la Basílica romana de San Bartolomé en la Isla Tiberina, con motivo del 40º aniversario de la Comunidad de San Egidio, donde presidió una celebración de la Palabra en memoria de los Testigos de la Fe de los siglos XX y XXI.
En esta cita aseguró que "la convivencia fraternal, el amor, la fe, las tomas de posición a favor de los más pequeños y pobres suscitan a veces una aversión violenta. ¡Qué útil es entonces mirar al testimonio luminoso de los que nos han precedido en nombre de una fidelidad heroica hasta el martirio!".
Meditando sobre el lugar, que recuerda a los cristianos sacrificados por la fe, el Papa cuestionó: "¿Por qué estos mártires hermanos nuestros no han intentado salvar a toda costa el bien insustituible de la vida? ¿Por qué han seguido sirviendo a la Iglesia no obstante las graves amenazas y las intimidaciones?".
"Aquí sentimos resonar el testimonio elocuente de aquellos que, no sólo en el siglo XX, sino desde el principio de la Iglesia, viviendo el amor han ofrecido en el martirio su vida a Cristo" y "han lavado sus túnicas blanqueándolas con la sangre del Cordero", indicó.
En esta última frase del Apocalipsis, dijo el Santo Padre, está la respuesta al porqué del martirio. El lenguaje cifrado de San Juan contiene "una referencia precisa a la llama blanca del amor que llevó a Cristo a derramar su sangre por nosotros. En virtud de esa sangre fuimos purificados. Fijándose en esa llama, también los mártires derramaron su sangre y se purificaron en el amor".