VATICANO,
El Papa Benedicto XVI dirigió al mediodía de hoy (hora de Roma) el rezo del Regina Caeli, oración que reemplaza al habitual Ángelus durante el tiempo de Pascua. En esta oración el Santo Padre destacó que el canto del Aleluya es una invitación a vivir la alegría y la alabanza que debe inscribirse en los corazones de todos.
Desde su residencia de Castel Gandolfo, adonde llegó ayer por la tarde para un breve periodo de reposo, el Pontífice afirmó que "en la solemne Vigilia pascual, ha vuelto a entonarse, después de los días de la Cuaresma, el canto del Alleluia, palabra hebrea universalmente conocida que significa "Alabado sea el Señor". En los días del tiempo pascual, esta invitación a la alabanza pasa de boca en boca, de corazón en corazón. Hace esta invitación desde un acontecimiento totalmente nuevo: la muerte y resurrección de Cristo".
En esta oración del "Lunes del Ángel", como se conoce al lunes de la Octava de Pascua, el Santo Padre también se dirigió a los miles de fieles reunidos en la Plaza de Pedro, gracias a una conexión de audio y video. En ella recordó que "el alleluia fue cantado en el corazón de los primeros discípulos y discípulas de Jesús en aquella mañana de Pascua, en Jerusalén".
"Casi parece oír sus voces: la de María Magdalena, que vio primera al Señor resucitado en el jardín cerca del Calvario; las de las mujeres, que lo encontraron mientras corrían, sin miedo y felices; a dar a los discípulos el anuncio de la tumba vacía; las voces de los discípulos, que estaban de camino a Emaús con el corazón triste y que a la noche volvieron a Jerusalén llenos de alegría por haber escuchado su palabra y haberlo reconocido 'al partir el pan'; las voces de los once Apóstoles, que en esa misma noche lo vieron aparecer en medio de su cenáculo, mostrarles las heridas de los clavos y la lanza y decirles '¡La paz con vosotros!'. ¡Esta experiencia ha inscrito una vez y para siempre el alleluia en el corazón de la Iglesia!"
"De esta misma experiencia se deriva también la oración que recitamos este día y cada día del tiempo pascual en lugar del Ángelus: la antífona mariana Regina Caeli. El texto es breve y tiene la forma directa de un anuncio: es como una nueva 'anunciación' a María, hecha esta vez no por un ángel, sino por los cristianos que invitan a la Madre a alegrarse porque su Hijo, que ha llevado en su vientre, ha resucitado como había prometido", prosiguió.
Tras explicar que "en efecto, 'alégrate' fue, en Nazaret, la primera palabra que la Virgen escuchó del mensajero celeste", el Papa precisó que el sentido de esta expresión era el siguiente: "Alégrate María, porque el Hijo de Dios está por hacerse hombre en ti. Ahora, después del drama de la Pasión, resuena una nueva invitación a la alegría: 'Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia, quia surrexit Dominus vere, alleluia' – '¡Goza y alégrate, Virgen María, aleluya, porque el Señor ha resucitado verdaderamente, aleluya!'"