ROMA,
La comunidad católica iraquí dio su último adiós a Mons. Paulos Faraj Rahho, el Arzobispo caldeo de Mosul secuestrado el 29 de febrero pasado y cuyo cadáver apareció ayer. Su ataúd fue llevado en hombros por las calles de la ciudad en la que trabajó pastoralmente por 30 años.
Los restos mortales del Arzobispo llegaron a Kremlis, a 35 kilómetros al este de Mosul, donde lo esperaban numerosos fieles con flores y ramos de olivo. Será sepultado en la iglesia de Mar Adaa. Se espera que diversas delegaciones cristianas procedentes de todo el país asistan al sepelio.
Aún no se ha informado si Mons. Rahho fue asesinado o murió como consecuencia de problemas de salud. Sin embargo, fuentes no oficiales revelaron a la prensa que su cadáver ya presentaba signos de descomposición y posiblemente falleció hace varios días.
La embajada estadounidense en Bagdad calificó el secuestro como "uno de los intentos más salvajes del barbárico enemigo de sembrar caos y discordia".
Mosul es la capital provincial de Nínive. Actualmente es una de las regiones más peligrosas de Irak y concentra un gran número de seguidores del grupo terrorista Al Qaeda.
Mons. Rahho tenía 65 años de edad. Fue secuestrado cuando se trasladaba por la ciudad tras el rezo del Vía Crucis en una iglesia local. Sus tres acompañantes fueron asesinados en el acto y se temía que el Prelado hubiese resultado herido.