ROMA,
El Regente de la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, Mons. Gianfranco Girotti, precisó que las distintas violaciones a la dignidad humana entre las que se encuentran la manipulación genética; el "área de las drogas" que afecta sobre todo a los jóvenes; y la desigualdad social con la que los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos, sí constituyen pecados.
Tras la conclusión del curso para confesores de este dicasterio, el Obispo indicó, en una extensa entrevista concedida a Nicola Gori de L'Osservatore Romano (LOR), que "existen varias áreas en las que hoy observamos conductas pecaminosas en relación a los derechos individuales y sociales. Primero que nada en el área de la bioética, en las que no podemos no denunciar algunas violaciones de los derechos fundamentales de la naturaleza humana, a través de los experimentos, manipulaciones genéticas".
"Otra área, propiamente social, es el área de la droga, a través de la cual se debilita la psique y se oscurece la inteligencia, dejando a muchos jóvenes fuera del circuito eclesial. Ahora, el área de las desigualdades sociales y económicas: en las que los más pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos, alimentando una insostenible injusticia social, el área de la ecología; que tiene ahora un interés relevante", prosiguió el Prelado vaticano.
Al contestar la pregunta sobre si la atención al pecado parte de una sensibilidad a las exigencias de la sociedad moderna o si se mueve sobre la base de las referencias del tiempo pasado, el Obispo explica que la referencia es "siempre la violación de la alianza con Dios y con los hermanos y los reflejos sociales del pecado. Si ayer el pecado tenía una dimensión individual, hoy tienen un valor, una resonancia que además de ser individual es sobre todo social, a causa del gran fenómeno de la globalización".
"En efecto la atención al pecado se presenta más urgente hoy que ayer, ya que sus reflejos son más amplios y más destructivos", explicó.
Mons. Girotti afirmó también que su dicasterio es el "más antiguo organismo de la curia romana". Asimismo dijo la Penitenciaría Apostólica "es la que desarrolla, de manera siempre directa, una actividad propiamente espiritual, en consonancia con la misión fundamental de la Iglesia, que consiste en la salus animarum (salvación de las almas)".