LA HABANA,
Al presidir este sábado en la ciudad de Santa Clara (Cuba), una Misa al aire libre y la inauguración de un monumento al Papa Juan Pablo II, el Cardenal Tarcisio Bertone alentó a los cubanos, especialmente los jóvenes, a dar testimonio de Jesús en la sociedad.
Durante la homilía de la Misa, el Secretario de Estado del Vaticano recordó que “fue justamente aquí, un 22 de enero de 1998, donde el venerado Pontífice presidió por vez primera la Santa Misa en suelo cubano para pedir por las familias de esta Nación”.
“Con un solo corazón, imploramos del Señor que continúe sosteniendo con su gracia la abnegada e ingente labor evangelizadora que Pastores y fieles están llevando a cabo en esta tierra, a la vez que deseamos renovar la plegaria que Juan Pablo II dirigiera a Dios por los matrimonios y las familias cubanas, para que fieles a las virtudes que las distinguen, entre las que destacan la solidaridad y la confianza mutua, el respeto de los hijos hacia los padres y la voluntad de construir un mundo mejor sin reparar en sacrificios, sepan afrontar los retos actuales apoyados en Jesús, el único que puede colmar verdaderamente la felicidad a la que todo hombre aspira”.
El Cardenal pidió a los cubanos tener “la valentía de ser testigos de la caridad de Cristo allá donde estemos, ya sea en el hogar o en la fábrica, en el hospital o por la calle. Las circunstancias podrán cambiar, lo que debe permanecer inmutable es nuestra identificación con los sentimientos y las actitudes de Jesús. Entonces, lograremos con su gracia edificar una civilización en donde la mentira, la injusticia, la opresión o la violencia sean derrotadas por la fuerza del perdón y la verdad”.
El Cardenal advirtió que “en este camino, no faltarán contrariedades y problemas”; pro advirtió que nadie debe sentirse “olvidado o solo, abandonado o fracasado, porque Dios se ha encarnado en Cristo para entender nuestro lenguaje y para que ninguno de nuestros sufrimientos le fuera ajeno”.
Dirigiéndose luego a los jóvenes, el Cardenal Bertone señaló: “permítanme que les proponga con sencillez que miren al Señor Jesús. Él los enriquecerá con su gracia para que se atrevan a emprender el camino del amor que no exige, sino que se entrega sin pedir nada a cambio. Dejen que Jesús los transforme por dentro y tengan la valentía de preguntarse si Él los llama a seguirlo con una vida de especial consagración, para que Ustedes sean dispensadores de sus misterios y se dediquen a servir a los demás desinteresadamente”.