VATICANO,
Durante el encuentro sostenido el viernes por la tarde con los miembros de la Comunidad del Seminario Romano Mayor en la vigilia de la fiesta de Nuestra Señora de la Confianza, Patrona de este Instituto, el Papa Benedicto XVI destacó el valor de la vocación sacerdotal, llamada a dar luz al mundo que vive en la oscuridad.
Durante la homilía de la Misa que celebró en la capilla del Seminario, el Pontífice invitó a los jóvenes seminaristas a recorrer el propio camino “con ánimo abierto a la verdad y a la transparencia, para responder de manera humilde a la llamada del Señor”.
“Es el Espíritu Santo quien llama vuestra atención sobre esta realidad profunda y os la hace amar. Todo esto suscita una gran confianza, por que el don recibido es sorprendente, llena de estupor y colma de íntima alegría”, agregó.
El Pontífice se dirigió después a los padres y a las madres de los jóvenes seminaristas invitándoles a mirar a María, que tantas preguntas se hizo sobre su Hijo Jesús, y les recordó la de sus hijos es “una aventura maravillosa”.
“De hecho aunque pueda parecer que la vida del sacerdote no llame la atención de la mayoría de la gente, en realidad se trata de la aventura más interesante y más necesaria para el mundo: la aventura de mostrar y hacer presente la plenitud de la vida a la que todos aspiramos. Es una aventura muy exigente; y no podría ser de otro modo, porque el sacerdote está llamado a imitar a Jesús, que no ha venido para ser servido, sino para dar su vida por los demás.
Hablando luego de la necesidad de la comunión en la formación de los futuros sacerdotes, el Santo Padre destacó que "la acción pastoral que os espera os tendrá que ver actuar unidos, formando un solo cuerpo, el de los presbíteros, que junto al Obispo, asisten y se ocupan de la comunidad cristiana".