La trasnacional dueña de la cadena de clínicas abortivas más grande del mundo, la Planned Parenthood Federation of America, ha lanzado una campaña para "comprar", si es necesario puerta por puerta, un millón de votos para candidatos anti-vida en las elecciones estadounidenses del Congreso y la Casa Blanca en noviembre. En esta nefasta iniciativa este grupo tiene un presupuesto de 10 millones de dólares.
Al cumplirse 35 años de la legalización del aborto en Estados Unidos, Planned Parenthood lanza esta campaña titulada "One Million Strong" (con la fuerza de un millón).
Dada la prohibición existente para financiar con grandes cantidades de dinero al partido republicano o al demócrata, muchos grupos independientes han iniciado este tipo de campañas. Otro de estos otros grupos es Emily's List, una organización abortista que ha financiado una campaña para alentar la candidatura de la senadora por New York, Hillary Clinton, en las primarias. Al final de las elecciones, este grupo espera superar los 46 millones de dólares que recaudó para la elección de 2006.
Por su parte, otro grupo abortista como Naral Pro-Choice America, también planea gastar 10 millones de dólares en las elecciones generales.
Juntos, estos tres grupos son los que tienen las campañas más agresivas para hacer que los candidatos que resulten elegidos sean abortistas.
Funcionarios de Planned Parenthood indican que se involucran en la arena electoral porque "los derechos reproductivos están bajo asalto por parte de los republicanos". En opinión de su presidente, Cecile Richards, "para mantener nuestras puertas abiertas, es claro que tenemos que ingresar en la esfera electoral".