MADRID,
La profética denuncia que hiciera durante la jornada "Por la familia" el Cardenal Antonio Rouco Varela sobre el retroceso de España en la defensa de los derechos humanos no ha quedado en solitario. En una carta pastoral, el Obispo de Palencia, Mons. José Ignacio Munilla, ha respaldado la posición del Arzobispo de Madrid reafirmando que, "ciertamente, estamos retrocediendo en el reconocimiento y defensa" en esta materia.
Al referirse a la masiva jornada celebrada en la madrileña Plaza de Colón, el domingo 30 de diciembre, el Prelado aclara a sus detractores que "no hubo politiqueo alguno", sino "se lanzaron mensajes alentadores, al mismo tiempo que denuncias proféticas" pues "no estábamos allí para defendernos a nosotros mismos, ni para defender un interés de la Iglesia, sino para defender un patrimonio común de toda la sociedad: la familia".
Refiriéndose al mensaje del Papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Paz de este año, el Obispo resalta el riesgo del reduccionismo existente en la cultura actual por el que "los derechos humanos se estarían interpretando como unos derechos referidos exclusivamente a los ‘individuos’, pero no a las familias" y afirma que "los derechos individuales sólo tienen sentido en la medida en que estemos integrados en una familia en la que podamos compartirlos y disfrutarlos". En consecuencia, "todo lo que es malo para la familia, con toda seguridad, será también malo para el individuo", sentencia.
"Ciertamente, estamos retrocediendo en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos, desde el momento en que se está provocando o permitiendo que la familia quede desprotegida. La cosa no tiene vuelta de hoja: lo que es malo para la familia y le hace daño, es contrario a los derechos humanos de todos y cada uno de los ciudadanos", asegura en su misiva titulada "Todo ‘por’ la familia, no ‘a costa de’ la familia".
Al preguntarse sobre el motivo de que algunos políticos socialistas "se hayan revuelto de una forma tan violenta, llegando incluso a declarar que la Iglesia no tiene derecho a expresarse de esta forma", el Obispo sugiere la invitación que en aquella ocasión se hizo a no tener miedo a exigir la protección de los derechos inalienables y las familias y, también, la molestia de "comprobar que son muchísimas las familias que se resisten a asumir la ‘ideología de género’, que está siendo implacablemente instaurada de manos del laicismo más radical".
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